Matrimonio de Nefertiti y Akenatón
El cargo de Gran Esposa Real (Ta hemet nesu) fue ejercido por Nefertiti,
a quien históricamente se le ha adjudicado una gran belleza física y
unas grandes dotes como gobernante. Con ella, la figura de la Gran
Esposa Real alcanzó cotas nunca vistas, como lo demuestra el hecho de
que haya registros con los nombres de Ajenatón y Nefertiti en cartuchos reales, algo inusual en otros reinados. Una teoría sostiene que llegó a ser corregente junto a su marido, con el nombre de Neferneferuaton.
Nefertiti era hija de Ay y de su primera esposa, que se estima que falleció prematuramente cuando la niña aún era pequeña.
Ay era un noble muy arraigado en la corte, y muy influyente en los años
finales de la dinastía. Con posterioridad, Ay volvió a desposarse
nuevamente y tuvo otra hija: Mutnedymet. Esta hermanastra de Nefertiti llegó a ser consorte del faraón Horemheb
(que no pertenecía al linaje de la Dinastía XVIII), quien la desposó
para legitimar su ascenso al trono, aunque de manera poco ortodoxa, ya
que lo habitual hubiera sido su matrimonio con una pricesa de la familia
del rey Ajenatón y no de Nefertiti.
Nefertiti acompañó al faraón en todas las obras que emprendió. Se la
puede ver no sólo en las inscripciones conmemorativas religiosas en
torno al nuevo dios Atón, sino también en otras ceremonias, como
recepciones de embajadores extranjeros y funerales; incluso, aparece su
imagen grabada en las estelas fundacionales de la nueva capital:
Ajetatón. Como no pudo aportar herederos varones, sus hijas tuvieron que
desposarse con los pretendientes masculinos al trono, para darles
legitimidad, tanto si eran de sangre real (como era muy probablemente Tutanjamon) o meros cortesanos (Ay).
El deceso de Nefertiti ocurrió, probablemente, antes que el de su
esposo, lo que implicó que Ajenatón eligiese a una de sus hijas para
ocupar el puesto de Gran Esposa Real a efectos de poder oficiar los rituales que demandaba la presencia femenina real.
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